Un adiós eternizado,
que como hierro se fundió.
Un adiós obligado,
que por su peso aplastó.
Un adiós intuido,
que tembloroso esperó.
Un adiós que rompió sueños,
de futuros longevos.
Un adiós no deseado,
y sin embargo necesario.
Un adiós por desaliento,
por falta de fundamento.
Un adiós nunca comprendido,
y aceptado por cansancio.
Un adiós por desazón,
dominaba la sinrazón.
Un adiós que acechaba callado
y la LUZ, lo ha revelado.