Siempre oí hablar de ti,
Pero leyendo tus versos, tus sueños,
Veo tu alma, de adulto infantil,
Con cigüeñas, jardines, marineros…
Enterneciendo lo más sagrado de mí,
Asoma la sonrisa de otros tiempos,
Se complace mi alma alelí.
Eres grande, porque ves lo pequeño,
Desvelando la verdad de ti.
Poeta que bendices lo efímero,
Mostrándonos la belleza, que anda por ahí.
Poeta que miras con esmero,
Lo que miramos distraídos y sin vivir.
Tu simpatía unge con veneración
La vida, poeta… desde la raíz.