Trun, trum, trum
La prensa golpea la chapa
Las piezas troqueladas caen en el contenedor
El tornero, del torno vertical
Continúa mecanizando culatas de hierro colado
Su cara llena de polvillo de carbón
Se adivina tras la mascarilla protectora
Las fresas, equipadas con platos de widia
Escupen ardientes virutas, arrancadas del material
Los ajustadores liman las piezas, matando cantos
El ruido constante y monótono martillea las cabezas
Menos mal que, solamente son turnos de ocho horas
Parando en mitad de ellas, un rato para tomar un bocado
El mecánico entorna los ojos y suspira hondo
Se niega a ser una pieza mas de este engranaje
Se venga del mundo que le ha tocado vivir
Trasladándose fuera, se va
Solamente su cuerpo permanece en el taller
Su alma viaja al mundo fantástico
De los poemas de amor